No hace falta ser demasiado docto de la informática para saber que un procesador de punta acompañado de suficiente memoria de vídeo, una buena GPU, y montones de RAM, son componentes clave para hacer que un ordenador se desenvuelva con tanta suavidad como hacen los tiburones en el océano, sin importar qué tan pesadas sean las cargas por las que le hagamos pasar.
Es precisamente la RAM uno de los elementos que más nos abultan los pensamientos cuando pensamos en que queremos un ordenador a la ultima. Y es que lejos de conformarnos con una cantidad decente de memoria como 6 GB u 8 GB, puestos a echar volar la imaginación (y en caso de haber dinero suficiente para darse el gusto), solemos optar por 16 y hasta 32 GB.
Ahora bien, todo aquél que sabe un poco más del asunto entiende que no toda esa memoria se utiliza. Que en la mayoría de los casos para usos cotidianos buena parte de esa memoria jamás será tocada. Y es aquí donde empezamos a cuestionarnos qué tan buena idea es tener mucha o poca memoria disponible, y hasta qué punto vale la pena desembolsar grandes cantidades de dinero para tener más RAM.
¿Tener más RAM de la necesaria mejora el rendimiento de mi ordenador?
La respuesta rápida a esta pregunta podría ser que no. Tener más memoria de la estrictamente necesaria, según se le mire, no hará que tu ordenador vaya más rápido de lo que haría con la cantidad justa para funcionar de manera optima. Pero la respuesta, claro, es mucho más complicada que eso.
Un caso típico podría ser el de los 16 GB de RAM. Salvo que te dediques a la edición de vídeo en alta calidad, probablemente nunca vas a superar los 8 GB de RAM. Todo esto se traduce en que tendrás un excedente de unos 8 GB de RAM que nunca son utilizados en labores reales, y que por tanto no inciden en el rendimiento. De cualquier modo, el hecho es que si influyen.
Continuando con el ejemplo del párrafo anterior, dependiendo del sistema operativo que uses, el exceso de memoria sobrante es usado por el sistema como caché del disco. Poniéndolo en términos sencillos, el sistema va a almacenar en el espacio sobrante aquellos datos que considera
que podremos necesitar en cualquier
momento, de este modo los tiene amano y pueden mostrarse mucho más rápidamente de ser necesario.
Esos datos pueden nunca usarse, pues no son datos que están en uso en el momento, sino que se espera que puedan ser requeridos. Así mismo, el usuario siempre echará manos de otra información que está en el disco y no ha sido cacheada. Como sea, la mayoría de los sistemas operativos modernos son Sobrepasado cierto punto, el exceso solo se desperdicia bastante eficientes a la hora de seleccionar qué datos guardar en la caché, por lo que al final sí, tener más RAM de la que es habitualmente usada influye positivamente en el rendimiento del equipo.
Una consideración muy a tener en cuenta es que por norma general cuando usamos monitores del sistema o aplicaciones similares que nos permiten visualizar el uso de la RAM se limitan a indicar qué tanta memoria usamos y cuánta hay libre o disponible. Generalmente la memoria que se usa como caché está listada dentro de la memoria libre, pues está disponible para ser borrada y empleada en labores más importantes de ser necesario, por lo que se le suele contar como memoria no usada.
Por último, debe tomarse en cuenta que hay puntos en los que simplemente no se utiliza en lo absoluto el exceso de memoria. El caso típico lo representan ordenadores con 32 o 64 GB de RAM, que salvo sean usado como servidores o para la edición pesada de vídeos, suelen ser desperdiciados en su mayoría.
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